Sobre Experiencia Moderna
El nombre del grupo de investigación “La experiencia de la sociedad moderna en España” contiene una declaración de intenciones: la de dedicarse al conocimiento de la modernidad desde la perspectiva de los seres humanos. Pero modernidad es un término excesivamente amplio que conviene acotar y clarificar. Primero cronológicamente, porque, aunque el conjunto de transformaciones que la componen se extiende, al menos, desde el siglo XV, el grupo centra su estudio en los siglos XIX y XX, con algunas incursiones en el XVIII; es un grupo, por tanto, de contemporaneistas. En segundo lugar, porque, en ocasiones, el término se toma como sinónimo de un proceso de modernización que acompañaría el capitalismo y que avanzaría en un despliegue inexorable determinando la vida de las personas. La modernidad que estudia el grupo no es esa, es la de Baudelaire: la de lo transitorio, fugitivo y contingente; la que busca lo poético en lo histórico.
La modernidad, se ha dicho, acelera el tiempo y acorta el espacio. Cambia los parámetros principales de la relación humana con el mundo y al hacerlo modifica la misma capacidad de experimentarlo; es decir, altera las condiciones en que los seres humanos pueden dar significado a sus vidas. Esto es de suma importancia, pues influye, además y de forma decisiva, en la posibilidad de transformar el mundo y adaptarlo a sus necesidades. El grupo produce, ya se adivina, una historia comprometida. Pero con la gente. Con sus anhelos y pesares. No sin embargo con sus metarrelatos. Ni con una determinada categoría de sujeto. Es una historia de parte, pero que se aparta de aquellas distinciones que puedan inadvertidamente comprometerse con nuevas y más sutiles, quizás, opresiones. Podríamos llamarla postmetafísica, pero es, sobre todo, vigía de la felicidad de todos los seres vivos y de la misma continuidad del planeta.
Como una historia así ha de ser crítica, el grupo se caracteriza precisamente por su impulso a la renovación teórica y metodológica de la disciplina. Y por su afán de romper los límites disciplinarios estrechando el contacto con el resto de las humanidades y las ciencias sociales. Por eso, también, el grupo transita desde lo social a lo postsocial, desde lo feminista a lo postfeminista, desde lo moderno a lo postmoderno. Se trata de desafiar lo establecido. De avanzar en lo ignoto. Los logros alcanzados desde la perspectiva del discurso, del género, de las emociones o desde la historia oral son nuevas ocasiones para la autocrítica. Renuevan la voluntad aventura. Una aventura apasionante y divertida. Sobre todo divertida. Este no es un grupo para verdades ni para autoridades, si no un sitio para el debate, para la duda y para la investigación siempre renacientes.